LOS DADOS ETERNOS- ANÁLISIS LITERARIO
ANÁLISIS LITERARIO DE
“LOS DADOS ETERNOS”
POR: Dayanira Sofía
López Córdova
César Abraham
Vallejo Mendoza (1892-1938) nació en Santiago de Chuco, en los Andes
peruanos. Vallejo realizó estudios
superiores en Trujillo. Allí descubrió la literatura de su tiempo gracias al
grupo de escritores, conocido como «los bohemios», que encabezaba el filósofo
Antenor Orrego, y que integraban jóvenes literatos, artistas y políticos
universitarios. Con ellos, Vallejo conoció a los poetas del Modernismo
hispanoamericano, y pronto hizo de Rubén Darío su modelo mayor. Cuando viaja a Lima visita a Manuel González Prada, el ensayista
rebelde, a quien dedica una de sus composiciones. Un hecho de relevancia en su
vida es la noticia de la muerte de su madre, la cual lo abate. Sin embargo, él
no pudo asistir a su funeral. Su obra Los heraldos negros fue publicada en
1918, esta sintoniza con la última fase
del Modernismo hispanoamericano. (Rodríguez, 1952, p. 195)
Ortega (1975)
afirma sobre Vallejo:
Huérfano en la creación, el sujeto del habla, ese héroe del discurso
moderno, ha perdido la fe en Dios, y, más grave aún, constata que Dios ha
empezado a abandonar el lenguaje mismo. Por eso, el suyo no es un discurso
sobre la muerte de Dios, sino sobre la huella de Dios marchándose del habla
humana. Esa orfandad define al hombre moderno como «hombre pobre»; esto es, sin
explicaciones ante su propio desamparo. La figura del hijo abandonado o
extraviado emerge en el libro, y en la obra conjunta de Vallejo, como
definitoria de la condición humana. Pero no se trata de una rebeldía
vanguardista o un nihilismo existencialista, sino, más bien, de una
conceptualización de lo humano en términos de su carencia. La poesía, por lo tanto, no es la mera
expresión de los poderes del habla, sino, al contrario, la puesta en crisis de
la capacidad del lenguaje de nombrarlo todo, de su misma pretensión de ser un
mapa transparente y exacto del mundo.
Este autor nos
muestra como en la poesía de Vallejo va primar la economía de las palabras, no
por moda, sino porque para este poeta, uno no puede llegar a expresar con
palabras lo que vive o siente. Otra característica del poemario de los Heraldos
Negros y en particular de los dados eternos es la rebeldía de Vallejo al
incorporar elementos religiosos para otorgarles nuevos significados o
colocarlos a la altura del hombre. El presente ensayo defiende que Los dados
eternos es un poema de reclamo a Dios,
colocándolo por debajo del hombre.
Si, como dice Agamben, la religión puede definirse como aquello que sustrae
seres y objetos
del uso común
y los transfiere
a una esfera separada, esta
poesía hace todo lo contrario al restituir al uso de los
hombres elementos sacralizados.
En este sentido,
podemos hablar de
un gesto profanador
en la poesía
de Vallejo, porque
no solo desactiva
los dispositivos de
la separación, sino
que le asigna
una funcionalidad nueva a esa simbólica religiosa (Agamben citado por
Lespada, 2018)
A continuación
analizaremos el poema. En primer lugar, Los dados eternos presenta
cuatro estrofas,
el número de versos en cada estrofa es distinto excepto por el primero y el
segundo, no hay un patrón de rimas uniforme. La única regularidad en términos
formales radica en que las estrofas 1, 3 y 4 contienen un patrón de rima; a, b,
a, a, b, en la primera; a, b, a, b, c, b, c, b, en la tercera y a, a, b, a, b,
a en la cuarta. (Martínez, 2014)
Contiene como paratexto una
dedicatoria a Manuel Gonzáles Prada. Es así que en este poema plasma
intencionalmente el pensamiento de Prada. Lo cual sería el cotexto de
redacción. Aquel escrito expresa lo
siguiente:
PARA MANUEL GONZÁLEZ PRADA,
esta emoción bravía y selecta, una de
las que, con
más entusiasmo, me ha aplaudido el
gran maestro.
El primer verso
de la primera estrofa puede
ser que se trate de que somos espíritus que reposamos en un cuerpo "el ser
que vivo". Desde allí ya se manifiesta una lamentación ante el creador
considerado por el hablante lìrico como su dios y así lo da a conocer con las
primeras dos palabras “Dios mío”, las cuales cumplen la función de vocativo en
este enunciado. En el segundo verso se presencia el verbo “pesar”, antecedido
por un pronombre posesivo. El cual está en tiempo presente del modo subjuntivo
por tanto es una acción imperfecta. “me pesa haber tomádote tu pan”. El tercer
verso es introducido por un adverbio de oposición "pero". No obstante, incorpora una nueva idea sobre
la certeza de ser creación: "este
pobre barro pensativo” Así se describe al hombre con una metáfora. Aquella está
compuesta por un determinativo, un adjetivo, un sustantivo y otro adjetivo.
Hace referencia a la creación de Adán, narrada en la biblia. (Génesis 1:7)
Ahora bien la voz lírica incorpora además la característica principal del ser
humano, la razón, el pensamiento. Esto con un fin de mostrar la diferencia de
los otros seres animales. En el cuarto
verso "costra fermentada en tu costado" hace referencia a Génesis
2:21-22. La costra es la marca que queda producto de una herida. El hombre
ahora siente que está incompleto producto de la falta de su costilla, con la
cual se hizo a la mujer. En este poema se le atribuye el nombre de “Marías”. El
término en plural generaliza a la mujer en la realidad pero también a las
mujeres del pasado del hablante, quienes lo han abandonado. Por ùltimo, el
nombre María puede hacer alusiòn tanto a la
virgen María, símbolo de pureza o bien a María Magdalena, concebida como
la mujer pecadora, adúltera.
Es interesante cómo el hablante
muestra una relación cercana al ser superior pues este lo tutea. Como acto ilocutivo
se presenta el reclamo. En esta tercera estrofa, tenemos tres secuencias, el
primer y segundo verso (primera), el tercero y el cuarto (segunda) y el último
(tercera). La voz reclama melancólicamente "Dios mío, si tú hubieras sido
hombre, hoy supieras ser Dios”. Este verso se asemeja a un pasaje bíblico en
donde se narra la muerte de Lázaro y la visita de Jesús a la casa de María y
Martha. En este pasaje Jesús llega
después de tres días de la muerte de su amigo y María le dice: “si tú hubieras
estado aquí mi hermano no hubiera muerto”. (Juan 11:21). Si bien si comparamos,
el verso con las palabras de María expresan un afirmación que parece reclamo a
su vez. Ambas manifiestan el dolor y de alguna manera cuestionan a Dios. El
primero en su conocimiento sobre el hombre y la forma de ser Dios considera
solo de naturaleza divina y negando la humana. Es decir, no se reconoce la
presencia de Jesús como hombre que padeció aquí en la tierra como hombre. En la
segunda, limita el poder de Dios pues no se cree que él pueda resucitar a los
muertos.
Por otro lado el verbo “hubiera”
es pretérito imperfecto del modo subjuntivo. Nos damos cuentas que la mayoría
de verbos empleados son en esta forma. El verbo “estuviste” es un pretérito
perfecto simple del modo indicativo. Es así que expresa una acción y
concluida. El verbo “sientes” es
presente del modo indicativo. Aquí se da una aseveración contundente del autor.
En ese verso “no sientes nada de tu creación” El objeto directo es “nada de tu
creación”. Finaliza con “Y el
hombre si te sufre: el Dios es él” . Comienza por la conjunción “y” para
agregar una nueva idea que hace de premisa que enlazada con las anteriores dan
como conclusión que el hombre es Dios debido a su capacidad de sufrir. Es
curioso que se emplea el pronombre
proclítico “te” en el que cumple la función de complemento indirecto. Esto hace
ver como que el hombre sufre producto de Dios, quien se vislumbra así como un
ente predestinador.
La tercera estrofa comienza con un
circunstancial de tiempo “hoy”. Luego se
agrega una metáfora “...en mis ojos brujos hay candelas" para hacer la semejanza de ojos profanos que
reflejan ira. Este verso en unión con el
posterior forman un símil, se compara a característica anterior con la de un
condenado. Este último es una persona
que no posee libertad y siente impotencia por aquello. Luego podemos evidenciar
en el tercer y cuarto verso como el hablante lírico compara aquella condición
con la natural del ser humano. Defiende la idea de que Dios es predestinador.
Luego trata a Dios como un brujo pues cuando dice “...prenderás todas tus
velas” esto se asemeja a un ritual. Menciona a continuación, un juego donde los
participantes son Dios y el ser humano. El “viejo dado” se refiere a la tierra. Por
último cuando se afirma "Dar la suerte del universo todo" es una
sarcasmo que increpa a Dios nuevamente como predestinador y que finalmente opta
por la muerte del ser humano quien vuelve a ser tierra.
En la estrofa
final comienza con un vocativo “Dios mío”. Luego habla de la “noche, sorda,
oscura”. Aquí se aplica una prosopopeya y un epíteto. Luego menciona “La tierra
es un dado roído” Esta metáfora se concibe como que la tierra está dañada, carcomida
por tanto rueda hacia la “la
aventura” Esto explica cómo es la vida de los seres humanos, diferente en cada
ser pero con un final en común, la muerte: “que no puede parar sino en un
hueco,/ en el hueco de una inmensa sepultura”. Este verso final, puede verse como el fin de todo, que es
eterno en comparación con la vida aquí en la tierra que es frugal.
Dios mío, y esta noche sorda, oscura,
ya no podrás jugar, porque la
Tierra
Finalmente, la
voz poética expresa un reclamo hacia Dios, a quien en principio presencia como
un ente superior cruel e indiferente hacia su creación. Para luego, colocar a
Dios por debajo del hombre, al asegurar que este no sufre y por tanto su
capacidad o poder es limitado. No obstante, al final termina por remarcar que
Dios es predestinador de la vida del hombre que finalmente termina en
muerte.
REFERENCIAS
Lespada, G. (2018). Los heraldos de una estética. Archivo Vallejo, 1(1),
12-12.
Martínez, D. (2014) Apreciación de los dados eternos. Recuperado de https://www.academia.edu
Ortega, J. (1975). César Vallejo. Taurus.
Rodríguez, P. W.
(1952). César Vallejo. Hispania,
195-202.
Vallejo, C. (2010).
Los heraldos negros (Vol. 134). Linkgua.
Utliza un adverbio de oposición "pero" y así
incorpora la idea de aceptar que es creación. "este pobre barro pensativo.
Para describirse, el hablante lírico utiliza un determinativo y luego una
metáfora. "barro pensativo" el primero es un sustantivo junto a un
adjetivo. De este modo, es una referencia a la creación de Adán Génesis 1:7. Ahora bien la voz lírica incorpora la
característica principal del ser humano, la razón, el pensamiento. Aquello que
nos diferencia de los otros seres animales.
Es interesante como el hablante muestra una relación
cercana al ser superior pues se da un tuteo. Aquí nuevamente la voz reclama
melancólicamente "Dios mio, si tú hubieras sido hombre", Muy parecido
a cuando María, hermana de Lázaro cuando este muere y Jesús llega después de
tres días le dice al señor: si tú hubieras estado aquí mi hermano no hubiera
muerto. Juan 11:21.
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